martes, 23 de marzo de 2010

Título II. Espiritualidad de la Hermandad

Regla 8ª Vocación cristiana
Los hermanos han de tomarse en serio su vocación de cristianos, de modo que Dios se halle siempre presente en todos sus pensamientos, palabras y acciones. Con su vida darán testimonio en medio de sus demás hermanos, los hombres.
Regla 9ª Devoción a María como Madre del Buen Pastor
El culto a la Virgen María no puede limitarse a algo exterior, que no vaya acompañado de las buenas obras. La devoción a la Divina Pastora llevará a los hermanos a identificarse con Ella, imitando sus virtudes y tratándola con confianza de hijos, que se acogen a su intercesión poderosa.
Regla 10ª Comunidad de fe
Los hermanos han de llevar en su vida personal, familiar y social una conducta coherente con la fe que recibieron en el Bautismo y la enseñanza de la Iglesia, a cuyo Magisterio estarán en todo sometidos.
Regla 11ª Comunidad de amor
El amor debe ser la característica que distinga a los auténticos cristianos. El mejor testimonio de fe que pueden realizar los hermanos es contribuir a que se respire a su alrededor un clima de auténtica caridad. El amor a Dios tiene que traducirse, como nos nuestra la imagen de María Pastora, en una solicitud continua por los demás.
Regla 12ª Comunión eclesial
Los hermanos serán miembros activos de la Comunidad Parroquial a la que pertenecen y sirven. Este servicio, para que sea realmente eclesial, exige la comunión con los Pastores que el Espíritu Santo ha puesto como Obispos para apacentar el Pueblo de Dios y de modo particular con el Papa, principio y fundamento de la unidad de la Iglesia.
Regla 13ª Pobreza y sencillez evangélica
Los hermanos deberán tener presente la categoría de medios que poseen todos los bienes de la tierra y no considerarlos como fines absolutos. Procurarán vivir con un corazón libre y no esclavizado por las cosas materiales. La imagen de María como Divina Pastora, nos muestra la sencillez y desprendimiento de la Madre de Dios, modelo a seguir siempre.

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