lunes, 8 de noviembre de 2010

La Pastora de Cantillana, una devoción universal

Hablar de la Divina Pastora de Cantillana, es hacerlo de una de las grandes devociones de la baja Andalucía, no cabe la menor duda. Desde siempre la han caracterizado una serie de connotaciones que la hacen diferente al resto de imágenes de nuestro entorno, en cambio, guarda otras características semejantes a las grandes devociones. Esa supremacía sobre el resto se la otorga el pueblo, aquel que acude a su intercesión en momentos difíciles y de calamidades colectivas, como en la fiebre amarilla de 1800 en la que los cantillaneros como tantas veces recurrieron al amparo de su Divina Pastora.

Imagen carismática donde las haya, que ya en pleno siglo XIX era todo un referente en la provincia, alcanza su máxima celebridad en el siglo XX donde las hojas de los periódicos se llenaban de crónicas de nuestras fiestas; incluso fue requerida para la celebré exposición mariana de la Colegial del Divino Salvador de Sevilla con motivo del Congreso Mariano de 1929 (proposición que evidentemente contó con la negativa de la hermandad). Ese mismo año estrenó una rica aureola con doce estrellas de oro y piedras preciosas, donación de Doña Pastora Solís Villalobos, convirtiéndose en una de las pocas imágenes de la diócesis en tener una presea del preciado metal, cuando por entonces, la Virgen de los Reyes y la Esperanza de la Macarena de Sevilla, la Virgen de Setefilla de Lora del Río y la de Gracia de Carmona, eran las únicas que podían presumir de ello.

Pionera también en formas de culto, fue de las primeras en bajar de su altar para que sus devotos le besaran la mano; en su pueblo concretamente, la primera ceremonia de un besamanos tenía lugar en 1933 cuando los cantillaneros desfilaron ante la devotísima Imagen de su Pastora para depositar un beso en su mano. Cantillaneros que siempre han guardado su Imagen como el más preciado tesoro y que en el trascurso de los siglos han puesto el mayor celo para su conservación, como queda de manifiesto en el conmovedor episodio de su ocultación en el hueco de una chimenea durante los conflictos bélicos de 1936 o en la mítica frase de la mayordoma Mercedes Espinosa al escultor Sebastián Santos cuando restauró un dedo de la Virgen: “trátela usted como si fuera de carne”. Esos mismos cantillaneros que también han puesto todo su empeño para que su culto gozara del mayor esplendor posible y sus fiestas fueran de las más destacadas de la provincia, contando por ello con los mejores enseres y adornos, las mejores bandas de música y actuaciones, los mejores predicadores y más solemnes ceremonias, etc.
Y nunca escatimaron en que la Virgen tuviera siempre lo mejor, así Pastora Solís, aquella señora desprendida con los desfavorecidos, que compartió su fortuna con los más necesitados, cuando obsequio a la Virgen la diadema de oro, quiso que fuera del mejor material posible, del de 24 quilates. También a la familia Solís están vinculadas las riquísimas joyas dieciochescas que cada 8 de Septiembre así como en otras grandes celebraciones, luce la imagen. Aderezo que con el paso del tiempo se ha convertido en un elemento característico de su iconografía, una iconografía propia, la de la Divina Pastora de Cantillana, con la que este pueblo ha difundido por doquier los rasgos más autóctonos de su devoción pastoreña.

La Imagen de la Divina Pastora que se venera
desde el siglo XVIII en la Parroquia de
Cantillana es el principal referente devocional
de este pueblo.
Aunque no nos queda la menor duda de que el programa iconográfico de la Pastora cantillanera sigue las directrices marcadas por el creador de la advocación, Fray Isidoro de Sevilla, siendo una de las representaciones mas fidedignas de la abundante y variada iconografía Pastoreña, como bien ha estudiado el sacerdote y doctor Álvaro Román, podemos hablar aquí de una representación propia, con características vernáculas, que se ha repetido hasta la saciedad por todos aquellos artistas que por encargo o decisión personal han plasmado la bendita Imagen de la Divina Pastora que se venera en la Iglesia Parroquial de nuestro pueblo. Iconografía con elementos distintivos y definitorios como la disposición del manto en tonos verdes sobre las rodillas y sobre el hombro izquierdo de la Señora, la larga crencha de su pelo que desciende hasta la cintura, su pellica ceñida con el lazo al frente, la posición de sus manos, el dibujo de los estofados de su manto o las joyas en su cuello, su emblemático cayado... pero sobre todo su consolador y bellísimo rostro, la cara de la Pastora, un verdadero reto para todo artista que intente plasmarla -que, como popularmente se dice, es imposible copiar- y que supone decididamente el elemento más definitorio de su iconografía.

Las grandes devociones, como lo es la de la Pastora de Cantillana, gozan de una gran difusión en su entorno o fuera del mismo. Desde finales del XIX hay constancia de los numerosos foráneos que acudían a las fiestas, bien por la fama de éstas o atraídos por la devoción a la Virgen, principalmente vecinos de los pueblos cercanos, especialmente de Tocina, Villanueva del Río y Minas o Brenes.

Todo aquel Cantillanero que por diversas circunstancias abandona el pueblo, lleva consigo alguna reproducción de su Pastora, propagando esta devoción e iconografía en un ejercicio de auténtico apostolado, como lo hicieron los misioneros capuchinos. Han sido muchos los que por dedicarse al ministerio sacerdotal, formar parte de una orden religiosa o por haberse establecido familiarmente o por cuestiones de trabajo fuera de Cantillana, han llegado a entronizar imágenes de la Divina Pastora cantillanera en templos fuera de este pueblo, pudiéndose hablar así, de un culto a la Virgen bajo el titulo de Divina Pastora siguiendo el modelo que veneramos aquí y que convierte a nuestra simpar imagen dieciochesca en una devoción cosmopolita con nombre propio: la Pastora de Cantillana.

Desde los cuadros e imágenes de mayor mérito artístico hasta otras representaciones más domésticas, como retablos cerámicos en las fachadas de las casas, carteles de las fiestas, calendarios en comercios… abundan por toda la geografía cercana. Todos sabemos que cuando viajamos a algún sitio, en el lugar más inesperado nos llevamos la sorpresa y la alegría de encontrarnos con nuestra Virgen. Esas formas sencillas y cotidianas forman parte del culto y la devoción extendida de la que goza la Pastora, no es el objetivo de este artículo hablar de ello, puesto que sería interminable, sólo nos centraremos en aquellas representaciones de la Pastora de Cantillana, digamos oficiales, que reciben un culto público fuera de su población.

Pintura mural de la Divina
Pastora en Marchena.
Como se ha expuesto, desde muy temprana fecha, la devoción a la Pastora ya estaba extendida en la comarca de la Vega, y precisamente muy cerca de nuestro pueblo se encontraba la primera representación de la Divina Pastora de Cantillana de la que se tiene constancia, fue en Brenes, donde en la década de 1950 se bendijo y se colocó en la Parroquia de la Purísima Concepción una pintura de la Pastora de Cantillana, realizada por el celebré pintor sevillano Juan Antonio Rodríguez, autor del lienzo que preside la ermita de los Pajares o de la pintura del guión de la Romería, entre otras obras. Se desconoce el paradero actual de este lienzo de Brenes, Iglesia donde curiosamente hay otra pintura de la Divina Pastora, del siglo XIX siguiendo el modelo creado por Tovar.

Hablar de Juan Antonio Rodríguez es hablar de un notable pintor sevillano del siglo XX, pero también del pintor que ha conseguido las mejores representaciones de la Pastora de Cantillana por la repercusión que algunas de ellas han tenido y por la semejanza con el modelo original, a pesar de hacer libres interpretaciones del tema (como en el caso de la pintura que realizó para Baltasar Morejón Fernández), consiguiendo unas pinturas bastantes cercanas al icono Cantillanero. Su larga producción de pinturas de la Pastora, ubicadas en diferentes casas particulares de nuestro pueblo y otros lugares, marcaron para siempre su iconografía, siendo copiado hasta la saciedad por artistas posteriores.
En la década de 1950 llega a la parroquia de San Sebastián de Marchena un sacerdote Cantillanero, D. Manuel Barrera Ortega (1904-1981), pronto introduce una representación de la Pastora en el templo, coincidiendo con unas obras que se llevan a cabo en la Capilla del Sagrario durante las cuales se redecora su interior con pinturas murales llevadas a cabo por D. Rafael Rodríguez, hermano de Juan Antonio y autor de las pinturas de la Basílica de la Macarena.

Rafael, como su hermano, forma parte de la llamada continuación académica sevillana, es decir, la pervivencia de las formas realistas barrocas. Recrea una pintura decorativa, de brillantes colores con dibujo estudiado y preciso. En este estilo representó a la Pastora de Cantillana sobre el medio punto interior de la capilla sacramental de la referida parroquia de Marchena.
El autor utiliza como modelo una fotografía muy divulgada de la Divina Pastora, realizada por Albarran en 1950, en la cual aparece de frente sin sombrero portando el cayado de plata dorada con remate de principios del siglo XX, la diadema de oro y sus características joyas. Al igual que su hermano, Rafael despuntó por su habilidad en la pintura, y lo deja claro en este conseguidísimo mural de la Pastora de Cantillana que, dicho sea de paso, se encuentra en un lamentable estado de conservación.

Aunque no esté expuesta públicamente al culto, es digna de reseñase una pequeña pintura de la Divina Pastora realizada también por Juan Antonio Rodríguez por encargo del Padre Capuchino Juan Bautista de Árdales.
El Padre Árdales fue el gran propagador de la Pastora en el siglo XX, escribió una obra imprescindible para el conocimiento de la devoción Pastoreña: la Divina Pastora y el Beato Diego José de Cádiz; y también fue precursor de un curioso museo en el sevillano Convento de Capuchinos dedicado a la Divina Pastora, acumulando importantísimas obras de artes y que desgraciadamente no se mantuvo tras su muerte. Con el propósito de que dentro del museo hubiese una representación artística de la Pastora de Cantillana, realizó este curioso encargo al mencionado pintor que sigue las mismas líneas del lienzo de Baltasar Morejón o la pintura del Guion de la Romería. Posteriormente la ubicó en su celda Fray Mariano de Sanlúcar.

Pintura de Juan Antonio Rodríguez, que estuvo
en el museo de la Pastora de Sevilla.
En la Iglesia de Jabugo, en la Sierra de Aracena (Huelva) encontramos otra curiosa representación de la Pastora de Cantillana, una pintura que nos muestra a la Virgen con toca y sombrero, su autor, desconocido, se inspiró en una conocida fotografía de Albarrán, fechada en la década de 1940 y que sirvió de modelo igualmente para la realización de la Medalla del Redil Eucarístico.

A finales de la década de 1980, llega a nuestro pueblo la noticia de la existencia de un centro educativo en Bucaramanga (Colombia), denominado colegio Cantillana. Una señora colombiana que mantenía una gran amistad con el capellán del centro visita nuestro pueblo y se lleva consigo un gran número de fotografías de nuestra titular que desde entonces presiden las aulas del colegio. Don Javier Abad Gómez, capellán del colegio nombró a la Divina Pastora de Cantillana como patrona del mismo y los vínculos con nuestra Hermandad se estrecharon, prueba de ello es la visita de algunas alumnas a Cantillana durante el pasado verano para venerar a la Virgen en su camarín de la parroquia.

Años después, en 1992, la Hermandad le regala al colegio una pintura de nuestra Pastora, de 1 x 0´70 metros para presidir la Capilla del Colegio como desde entonces hace; la pintura es obra del cantillanero José Antonio Rodríguez Hidalgo y representa a la Divina Pastora de forma similar a las pinturas de Juan Antonio, incorporándose en la leyenda que sostienen los ángeles el evocador verso de nuestro himno: “Cantillana su Reina te aclama”. Se trata de la primera representación fuera de las fronteras de España, un elocuente testimonio que inaugura el carácter universal de nuestra más célebre devoción.

El mismo autor del Cuadro de Bucaramanga es el artífice de la que, por la ubicación y las proporciones, es la más conocida de las representaciones de la Divina Pastora fuera de nuestro pueblo. En la década de los noventa la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias de Sevilla, conocida popularmente como “los Gitanos” adquiere el templo del antiguo Convento del Valle donde tras unas obras de restauración establece su sede canónica. Las buenas relaciones entre ambas hermandades, recordemos que por entonces el capataz del paso de la Divina Pastora, Alberto Gallardo Aguilar, lo era también de la Virgen de las Angustias, propiciaron que la Corporación Pastoreña regalase un enorme lienzo de la Pastora para que recibiera culto en una de las capillas laterales del nuevo templo de los gitanos y de paso fuera referente devocional de aquellos Cantillaneros que por diversas circunstancias viven en la capital que de este modo tendrían más cerca a su imagen más querida. El 4 de Diciembre de 1999 es bendecida la pintura, acudiendo para la ocasión centenares de Pastoreños que se desplazaron expresamente para el acontecimiento, desde entonces no faltan devotos que cuando visitan el templo se acercan a depositar sus oraciones a la Virgen ante ese monumental cuadro en el que su autor siguió el modelo del lienzo de la Ermita.

Lienzo de gran formato que preside
una de las capillas del templo
de la Hdad. de los Gitanos de Sevilla
También es digna de reseñar la pintura que la Hermandad le entregó a S. S. Juan Pablo II durante la peregrinación a Roma que se llevó a cabo con motivo del 50 aniversario de la Romería en junio de 2002, un primer plano de la Virgen tocada con su sombrero, obra también del mismo autor que la anterior. El mismo pontífice recibió de los cantillaneros en 1987, con motivo de la beatificación del Cardenal Spínola, un relieve en plata con nuestra venerada imagen, labrado por los talleres de Villareal.

Con motivo del III centenario de la advocación Pastoreña en 2003 y a instancias de otro sacerdote Cantillanero, el Rvdo. Padre Vicente Ortiz Bohórquez, quien cada 8 de Septiembre le quita el sombrero a la Pastora en la calle Martin Rey y que ejercía como párroco en la Iglesia de San José de Utrera, la Hermandad regaló otro enorme lienzo, similar al de los Gitanos para que presidiera el altar mayor de este templo Utrerano. La Pintura, antes de su traslado a Utrera formó parte del altar que anualmente se instalaba en la Calle Martin Rey para la festividad del Corpus Christi, y que permaneció días después, hasta el 24 de Junio, en el mismo lugar para la procesión extraordinaria por las calles de Cantillana del primitivo Icono de la Divina Pastora (que custodian los Capuchinos en su Convento de Sevilla). También José Antonio Rodríguez es el artífice de esta pintura, hoy ubicada en la capilla bautismal de esa parroquia de Utrera, y para la que nuevamente sirvió de modelo la pintura de la Ermita de los Pajares.

Como allí donde están los cantillaneros suele estar la Divina Pastora, es algo que llevamos con nosotros, no es de extrañar que fuese un cantillanero quien fundase hace unas décadas la Hermandad de la Divina Pastora de la barriada de Padre Pío en Sevilla, o que por influencia cantillanera, en el cercano pueblo de Villanueva del Río y Minas se celebre anualmente una Romería en honor a la Divina Pastora.
Esta devoción está asentada allí desde el siglo XIX, cuando tras sufrir los estragos de una epidemia de peste en 1796, Villanueva del Río es repoblada con algunas familias cantillaneras que llevarían consigo su arraigada devoción Pastoreña y volverían cada 8 de Septiembre para acompañar a la Virgen en su procesión; pasado el tiempo, descendientes de estas familias que mantenían viva esa devoción adquirieron una Imagen y fundaron una hermandad o asociación parroquial que cada tercer domingo de Mayo celebra una Romería en su honor, siendo madrina de la misma la hermandad de Cantillana.

La emigración de los años sesenta y setenta llevó a muchos Cantillaneros a abandonar el pueblo e instalarse en otros lugares, principalmente Cataluña o Madrid, donde establecieron también su devoción Pastoreña. Serán varias familias oriundas, residentes en Parla (Madrid) las que promovieron la realización de una Imagen de la Divina Pastora de Cantillana para procesionar en la delantera del paso de palio de la Virgen de la Esperanza Macarena de dicha población. La imagen fundida en bronce y bañada en plata la realizó el artista pastoreño Luis Manuel López Hernández teniendo una altura de 30 centímetros.
También miembros de la colonia cantillanera residente en
Cataluña han establecido, recientemente, el culto a la Divina Pastora en la localidad gerundense de Palafrugell, concretamente en la parroquia de San Martín donde han colocado una cerámica de nuestra Pastora y donde anualmente celebran una Misa en su honor. Entre los promotores se encuentra un matrimonio, precursores también de la recuperación del culto a la Divina Pastora en Almadén de la Plata, en la sierra norte sevillana, donde la hermandad de Cantillana ejerce un papel importante al ser, una vez más, madrina de la romería de aquella localidad y servir de referente para la nueva hermandad que allí se está constituyendo.
El secretario de la Hermandad hace entrega a S. S. Juan Pablo II de una pintura de la Pastora de Cantillana en junio de 2002.

Algo similar ocurre con Aracena, en Huelva, donde el culto a la Divina Pastora, implantado por los Capuchinos en el siglo XVIII a través de una hermandad, desapareció con el paso del tiempo, reactivándose hace unos veinticinco años gracias a la abnegada labor del párroco arundense, D. Longinos Abengozar, tan querido para nosotros. La Divina Pastora de Cantillana su hermandad, sus cultos y sus fiestas le sirvieron, y siguen haciéndolo, también de referente y del mismo modo de madrinazgo. Igualmente ha ocurrido hace algunos años con la Pastora Utrerana, donde un grupo de jóvenes intentan reorganizar la que es la tercera hermandad pastoreña del mundo, apadrinados por nuestra corporación.
Como podemos observar, los pastoreños de Cantillana hemos sido modelo a seguir en la devoción Pastoreña, maestros en definitiva. Prueba de ello es esta influencia y madrinazgo ejercido en otras Hermandades. A pesar de las circunstancias actuales, esperamos seguir siéndolo, y animamos a los responsables del gobierno de la hermandad, a los hermanos destacados e influyentes fuera del ámbito local y a todos los pastoreños en general a continuar con este edificante apostolado mariano. Los más fieles seguidores del Padre Isidoro, deben seguir su labor misional propagando la tierna devoción a la Madre del Divino Pastor, y en nuestro caso, por medio de la devota y bellísima Imagen que veneramos en la parroquia de Cantillana, un referente iconográfico que ha traspasado ampliamente nuestras fronteras iniciando una incipiente proyección universal, como hemos querido mostrar en esta breve reseña. Es la más grande devoción de nuestro pueblo, la que con el paso del tiempo ha desbordado su ámbito, cruzando incluso el océano desde España hasta América.

José Manuel Barranca Daza

No hay comentarios: