martes, 31 de mayo de 2011

Mater Divini Pastoris


"La Divina Pastora es la devoción más genuinamente sevillana que ha echado raíces en el sur de la cristiandad"

En el centro y bajo la sombra de un árbol, la Virgen Santísima sedente en una peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura. La túnica roja, pero cubierto el busto hasta las rodillas, de blanco pellico ceñido a la cintura. Un manto azul, terciado al hombro izquierdo, envolverá el entorno de su cuerpo, y hacia el derecho en las espaldas, llevará el sombrero pastoril y junto a la diestra aparecerá el báculo de su poderío. Posará la mano derecha sobre un cordero que se acoge a su regazo. Algunas ovejas rodearán la Virgen, formando su rebaño y todas en sus boquitas llevarán sendas rosas, simbólicas del Ave María con que la veneran..." Fray Isidoro de Sevilla, 24 de junio de 1703.


El tercer sábado de la Pascua Florida y víspera de la celebración del Buen Pastor, la Iglesia Católica celebra la festividad de La Divina Pastora. Esta dedicación la lleva a cabo su Santidad Pío VI, instituyéndola el 1 de junio de 1795.

Es digna de mención la representación iconográfica que del Buen Pastor se halló en las catacumbas de San Calixto, situadas en la Vía Appia Antica. Allí, en la cripta de Lucina, concretamente en el cubículo llamado del Buen Pastor, se representa en su bóveda dicha iconografía, fechada en torno a finales del siglo II o principios del III. Representación pictórica ésta, muy semejante a la escultura del tipo kurós del Moscoforo, data del año 510 A.C. Bajo este nombre suele denominarse a las representaciones iconográficas de hombres portando animales sobre sus hombros, como es el caso.

Primera Imagen de  la Divina Pastora,
que se venera en su capilla propia en la
calle Amparo.
En los textos sagrados se menciona al Buen Pastor en muy diversas ocasiones, desde el Antiguo Testamento, el los Salmos, en los Libros de los profetas Ezequiel e Isaías y en el Nuevo Testamento, reflejado en los Evangelios de Lucas y Juan.

En los primeros tiempos de la cristiandad, la figura del Buen Pastor era representada con gran frecuencia en los basamentos de las arcas funerarias, como pastor que guía al rebaño, hallando y reconduciendo al redil a las ovejas descarriadas. Al promulgar Constantino y Licinio en el año 313 el edicto de Milán, los cristianos son libres de profesar su fe, erigir lugares de culto intramuros o extramuros de la ciudad, pudiendo abandonar las catacumbas que durante años y como refugio seguro, les acogieron para culto y enterramiento.

Esta representación plástica de Cristo se extendería por toda la cristiandad, encontrándose innumerables iconos del Buen Pastor repartidos por todo el mundo. No deja de ser significativo que languideciese con el paso de los siglos dicha devoción y que surgiese en el XVIII, merced a un franciscano capuchino de Sevilla, la devoción universal de la Madre de Dios, como Divina Pastora de las Almas.

DE SEVILLA PARA EL MUNDO
"En el centro y bajo la sombra de un árbol, la Virgen santísima sedente en una peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura... "Así comienza la descripción de la Santísima Virgen tal como se le apareció a fray Isidoro de Sevilla, en el coro bajo del convento sevillano de Capuchinos. Hasta entonces, a la Madre de Dios se la solía representar entre nubes de ángeles, rodeada de boato, esplendor y ornamentos suntuosos que la hacían prácticamente inalcanzable. Es a partir de este momento, en que el capuchino hace público su éxtasis, cuando por vez primera la Virgen es vista de manera más próxima y accesible al pueblo llano. Ataviada de Pastora, la siempre Inmaculada Madre de Dios se hace más cercana al pueblo sencillo de la época, mostrando su figura sin preseas ni joyas, expresando su origen humilde y a la par divino, en un ambiente bucólico y cercano.

Desde que en 1703 el capuchino fray Isidoro ve a la Señora ataviada de Pastora, comienza su tarea, nada fácil, de divulgar y proclamar que la Reina del Cielo es también Madre del Buen Pastor y Pastora Divina de las Almas. Fue mediante la inspiración de Miguel Alonso de Tovar, y merced a las indicaciones del capuchino sevillano, como queda plasmada para la historia, sobre lienzo, la representación iconográfica de la aparición de Nuestra Señora como Divina Pastora. Tovar, nacido en Higuera de la Sierra, y que más tarde sería nombrado pintor del Rey merced a la intercesión de Isabel de Farnesio, recrea en su magnífica obra, toda la dulzura de la Señora, a través de un ambiente amable y repleto de armonía, sentada en un risco del campo bajo un árbol y rodeada de ovejas que la contemplan absortas.



El 8 de septiembre de 1703 el Venerable fray Isidoro toma el lienzo de Tovar y asiéndolo en alto, a modo de estandarte, lleva a cabo el primer rosario público en honor a la Divina Pastora que se realizó desde la Parroquia de San Gil Abad hasta la Alameda que el Conde de Barajas le dedicara a Hércules. Quince días después, las reglas de la primitiva Hermandad de la Divina Pastora de las Almas, redactadas por el propio fray Isidoro, son aprobadas, instituyendo y arrai-gando en Sevilla y para el mundo, la devoción pastoreña, que no conoce fronteras y que perdura hasta nuestros días con el mismo fervor y frescura, que sus inicios tuvieron.

ORGULLO PASTOREÑO
Siete son las letras que componen el nombre de esta "ciudad de la gracia", SEVILLA, y siete son las letras de su nombre: PASTORA. Su bendita imagen se reprodujo en todo el mundo, llevándose a las calles en rosarios públicos desde hace más de trescientos años. Se le reza a su advocación pastoreña en cientos de lenguas y proclaman su gracia de Divina Pastora en Italia, Brasil, Venezuela, Chile, Perú, Nicaragua, Colombia... merced a la devoción y al trabajo de misioneros, eruditos y predicadores, entre los que destaca por su entrega el Venerable Padre Esteban de Adoáin, fraile Capuchino.

Azulejo de Orce que representa el
momento en que es coronada solemnemente
la Imagen de la Divina Pastora del convento
de Capuchinos en 1921, dicha coronación
fue reconocida en el 2004 como canónica
prueba elocuente de la gran devoción que los
sevillanos sienten por esta advocación.
Foto de: Retablo Ceramico.
Pío VI, atendiendo la petición del General de la orden y en nombre de todos los religiosos de España, aprueba la celebración del oficio litúrgico para los Capuchinos que morasen en los "dominios del rey Católico", con el fin dar culto a la Madre del Divino Pastor y como Patrona de sus sacras misiones. El oficio se extendió después, con Pío VIH, a las diócesis de Etruria, Toscana, a los religiosos Alcantarinos y al reino de las dos Sicilias.

La Sagrada Congregación de Ritos extendió la fiesta de la Santísima Virgen María Madre del Divino Pastor, en 1870, como patrona principal de los misioneros capuchinos de América Central. En noviembre de 1885, a petición de los capuchinos españoles, el Papa León XIII concede a los superiores generales que la festividad se hiciese extensiva a toda la Orden. Una vez más Sevilla, antes de que Roma lo percibiera y supiera, sabía que el nombre de Divina Pastora sería bendito en todos los labios que lo pronunciaran, y sabía que su devoción no tendría límites y que echaría raíces donde alguien llevase su semblanza en lienzo o fina talla.

La ciudad presentía que la visión y sueño de fray Isidoro no sería una utópica quimera, sino la veracidad de una devoción que por humana y divina se ha llevado en las doctrinas de los hijos del Santo de Asís hasta los confines del mundo. Y a raíz del fervor pastoreño nacieron sendas hermandades en Sevilla y en el mundo que a lo largo de los siglos fueron creciendo en devociones. Hacemos a continuación una breve reseña de algunas de estas cofradías letíficas de la Madre del Buen Pastor.

La primitiva Corporación pastoreña, que con anterioridad hemos citado ampliamente, se traslada de su lugar de origen en San Gil a Santa Marina por razón de espacio,- allí y merced a los Marqueses de la Motilla se ubica en una capilla lateral, que pasa a ser propiedad de la Hermandad. En la actualidad en dicha capilla recibe culto la Virgen de la Aurora. Mientras se adecentaba esa capilla, la Virgen, obra de Ruiz Gijón y de indescriptible belleza serena, es bendecida en el convento de la Encarnación el 6 de enero de 1705,- las propias religiosas son las que visten por primera vez a la Señora tal como el frater Isidoro la vio. Tras el desgraciado incendio de Santa Marina y después de pasar por muchas vicisitudes, en 1992 toma posesión de su nueva sede canónica: la capilla del antiguo hospital de los viejos de San Bernardo, santo recinto que fue bendecido por el Cardenal Amigo Vallejo tras su restauración.

En 1720, el propio fray Isidoro de Sevilla visita la Villa de Cantillana, lugar donde residía su pariente Vicentelo de Leca, Conde de Cantillana. En los primeros tiempos, la Hermandad se erige como rosario de señoras. Por la intercesión de la Divina Pastora y tras sendas rogativas, Cantillana se libró de la epidemia de fiebre amarilla que fustigó cruelmente la Vega de Sevilla. La devoción a la Divina Pastora en Cantillana es importantísima llevándose a cabo rosarios públicos, novena, salida procesional el 8 de septiembre y romería a la ermita de Los Pajares el último fin de semana de dicho mes. La imagen de la Señora, de bellísima dulzura, se atribuye a la gubia de Ruíz Gijón, en el primer cuarto del siglo XVIII.

La Divina Pastora del barrio de san Lorenzo
que se venera en la Iglesia del Convento Franciscano
de San Antonio de Padua.
En 1730 se funda en la Parroquia de San Lorenzo, concretamente en la capilla que hoy ocupa la antigua Soledad del Carmen, hoy de San Lorenzo, una congregación pastoreña que en sus inicios fue de niños para más tarde convertirse en una Cofradía de féminas. En 1911 se traslada al convento franciscano de San Antonio de Padua, en la calle San Vicente, reorganizándose definitivamente en 1939. Algunas fuentes documentales argumentan que la bellísima imagen titular de la Divina Pastora, pertenece a la gubia del círculo de Montes de Oca. Quien escribe y tras realizar diversos estudios comparativos y documentales, se atreve a escribir que puede pertenecer a la gubia de Benito Hita del Castillo. Su procesión se lleva a cabo de manera anual en el mes de Mayo. Este año se celebra el primer centenario de la llegada de la Santísima Virgen a la casa de los hijos del Santo de Asís de la calle San Vicente.

En Triana, merced a la devoción sin límites y a su empuje, el Padre Miguel Mijares, capuchino exclaustrado y Párroco de Santa Ana, encarga a Gabriel de Astorga la talla de la Divina Pastora titular de su Cofradía trianera que es costeada por la Infanta María Luisa Fernanda, celebrando cultos ante la Señora en agosto de 1865. Las primeras reglas de la Corporación se aprueban en 1880. Para entonces, el principal impulsor pastoreño en Triana ya descansaba a los pies de la Divina Pastora. Por desgracia, a mediados de la década de los 70, la Hermandad cae en desgracia y languidece,- no sería hasta 1990 cuando un grupo de jóvenes de corazón pastoreño y dispuestos a recuperar la devoción de un barrio ponen todo su sentimiento mariano en revitalizar una Hermandad que por méritos propios nunca debió caer en el olvido. Con esta nueva savia, se recuperan los cultos con gran esplendor y sobriedad, la procesión de septiembre y el hermoso besamanos. En el año 2008, la Divina Pastora de Triana, cruza por vez primera el puente para presidir en la Catedral el pregón de las Glorias de María, procesión de ida y de regreso en la que la Virgen fue acompañada por numerosísimas representaciones y por una multitud de fieles y devotos.

La Divina Pastora de Capuchinos es una hermosísima imagen que preside su altar del convento sevillano. La delicada imagen procesiona en el mes de mayo. Según noticias históricas, es posible que esta hermosa imagen de Nuestra Señora, proceda de tierras gaditanas. La Hermandad pastoreña depende de la orden de capuchinos en cuyo seno se erigió en 1999, la Confraternidad de Hermandades Pastoreñas, que anualmente se dan cita en una ciudad distinta, donde existan Cofradías de la Divina Pastora, para celebrar actos y cultos en honor de la Madre del Buen Pastor. En la actualidad componen esta confraternidad pastoreña las hermandades de Almadén de la Plata, Aracena, Cantillana, Capuchinos, Gojar, Jaén, Jerez de la Frontera, Málaga, Motril, San Antonio, San Fernando, Santa Marina de Sevilla, Triana y Utrera, entre otras.

Desde el siglo XIX la Divina Pastora goza de
una extraordinaria devoción en el barrio
de Triana por mediación de la preciosa
Imagen que se venera en la Real
parroquia de Santa Ana.
En innumerables conventos, iglesias y parroquias existen imágenes de la Madre Dios en su dulce advocación de Divina Pastora, como en el Convento de las Capuchinas de Santa Rosalía o como en la Parroquia del Buen Pastor de Padre Pío, donde una creciente Agrupación Parroquial se ha erigido en el seno de la iglesia para dar culto y procesión a la Madre de Dios.

Sin duda, es esta de la Divina Pastora, la devoción más genuinamente sevillana que independientemente de echar raíces en el sur de la cristiandad, ha traspasado las fronteras de las tierras y las lenguas y su fervor ha logrado llegar a multitud de rincones del orbe cristiano, in-clusive hasta le rezan hindúes, que cambiaron su advocación de Divina Pastora a una imagen que llegó a Si- paria (Trinidad Tobago), en el XIX , llevada por un sacerdote, el cual manifestó que la Virgen le había salvado la vida. Dicho icono mariano es de color oscuro y los hindúes que allí residen la veneran como su diosa Kali, llamando a la imagen "Siparee Mai", "la Madre de Siparia".
Cuando Mayo, abre sus estambres y atusa sus pétalos, un aroma a lentisco y romero inunda la ciudad, evocando la figura serena y bucólica de la Madre de Dios y Divina Pastora.

Irene Gallardo Flores
Publicado en la revista Pasión en Sevilla

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