domingo, 2 de diciembre de 2012

“y habitó entre nosotros” (I)


Nombre: Divino Pastorcito

Fecha: último cuarto del siglo XVII.

Autor: Anónimo, escuela sevillana.

Materiales: Talla en madera de cedro policromada.

Propiedad/ubicación: Pontificia y Real Hermandad de la Divina Pastora. Se venera en el camarín de la Virgen. Iglesia Parroquial de Cantillana.

Otros datos:
Esta obra de notable calidad artística armoniza a la perfección con la Imagen de la Virgen, representa al Niño Jesús en actitud triunfante y se incorpora al grupo escultórico de la Divina Pastora en el siglo XIX. En un principio fue de propiedad particular de la familia Artal, cediéndolo a la Hermandad para los cultos, procesiones y otras ocasiones hasta que definitivamente pasó a venerarse siempre junto a la Virgen. La donación a Hermandad se produce en la década de 1990 por Magdalena Artal Palomo, sus descendientes ostentan el cargo vitalicio de camareras de la Imagen.

En origen tenía una peana de madera tallada y dorada que en 1978 fue sustituida por la actual peña de madera para así lograr una mayor integración en el conjunto de la Virgen. Se atavia desde el siglo XIX como Pastor acompañando a la Divina Pastora, posee un rico ajuar de calzas bordadas en oro de diferentes tonalidades, numerosas pellicas de piel de cordero, varios sombreros de encajes de oro, pasadores y numerosas joyas de oro, plata y otros metales preciosos donados por hermanos y devotos, destacando la curiosa flauta que en el 2012 le ha regalado la escuela de tamborileros y que ha ejecutado Lucio Rodríguez.

Tiene varios cayados de entre los cuales, destaca como pieza excepcional dentro del ajuar del Pastorcito, el cayado de oro donado en el 2004 por el pueblo de Cantillana con el excedente de oro del cayado que el año anterior ofrendó a la Santísima Virgen. Su diseño se inspira en un tallo de vid en alusión a las palabras de Cristo en el evangelio: Yo soy la vid y vosotros los sarmientos (Juan 15, 1-8), rematado por una espiral de la que cuelga un racimo y que se enrosca en un cabujón de ámbar que simboliza la eternidad; está asimismo coronado por tres espigas entrelazadas que forman una Cruz, símbolo y estandarte de Cristo, de manera que este símbolo de la redención se convierte en sí en el propio báculo del Buen Pastor. Esta magnífica obra diseñada por Luis M. López Hernández fue ejecutada por el prestigioso joyero cordobés, Manuel Valera.

Desde el año 2000 es la Imagen del Niño Jesús que el 25 de diciembre, se expone en Cantillana a la veneración de los fieles en devoto besapie tras la Misa de Navidad, prolongándose hasta el atarceder. 








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